viernes, 14 de mayo de 2010

Aunque miro, no miro nada.


Tu pequeño vestido azul acrecienta tu belleza, con tus genuinas botas vaqueras que nunca sueltas y tus cortas tejas mientras giras la cabeza hipnotizan a cualquiera.

 Andamos aferrados de la mano, mientras la lluvia cae a nuestro alrededor, existen charcos, charcos de dolor, donde vierto mis lagrimas, gotas de traición .Hemos estado en un pequeño bar llamado el Bohemio, con música de jazz, habíamos estado bailando suavemente cuando al oído me has dicho hablemos.  Me dices que quieres ser libre, quieres volar, yo intentando aliviar la tensión te he dicho que te presto mi amor para volar. Soy adicto a tu piel, a tu aroma de mujer. Sin tus besos no sabre que hacer. Nuevamente tu te volteas y me das la espalda no sabes como me siento cada vez que me rechazas. Espinas se clavan en el interior de mi garganta, siento nublosa mi mirada. Y aunque te miro, no miro nada.

 Seguimos andando, tu con el pensamiento en tus viajes y yo con mi perfil de desconsuelo. Es que me estoy haciendo viejo y aun no piensas en mi como el chico de tus vuelos.

No hay comentarios: